Sobre el tradicionalismo

En el mundo tradi hay un montón de tendencias. Unas buenas y otras no tanto. Por ello, creo necesario clarificar las diferentes maneras de entenderlo, no sea que bajo algo bueno haya oculto algo discutible, o hasta no apropiado y que debe ser rechazado.

El tradicionalismo puede ser entendido como tradicionalismo filosófico, religioso o político.

El tradicionalismo político hoy es mantenido por los movimientos carlistas que tras diversas escisiones se han unificado en la Comunión Tradicionalista Carlista que tiene varias webs desde las cuales difunden su ideología. Son los herederos de los viejos carlistas del siglo XIX y son la versión española del antiguo régimen, considerando en su versión más radical, por ejemplo, la monarquía como de derecho divino, como escribe d. Leandro Herrero en su libro de 1873 explicando el gobierno carlista. Creo importante que se conozcan los principios que están detrás de este tradicionalismo político, pues no solo busca una sociedad fundada en la ley natural, principio que todo cristiano debe aceptar, sino que entiende esta y la interpreta a su manera, interpretación muy discutible.

Monseñor Lefebvre, como se ha dicho, fue un líder tradicionalista, que consideró que la Iglesia, en el Concilio Vaticano II, se había apartado de la tradición, y rompió con ella en tiempos de san Juan Pablo II al ordenar 4 obispos sin permiso del Papa, lo cual es un acto muy grave de desobediencia al no reconocer la autoridad papal. Quedaron excomulgados por la ordenación. El movimiento de mons. Lefebvre se llama la Fraternidad Sacerdotal san Pío X (FSSPX) y no está en comunión con la Iglesia. Surge del seminario de Econe, fundado por mons. Lefbvre en Suiza en los años 60, y fue clausurado por el obispo diocesano, lo que dejó a Lefebvre y los sacerdotes por él ordenados en situación de clérigos vagos y suspendidos a divinis por ser ordenados sin permiso de sus ordinarios.

Posteriormente, la Iglesia, en gesto de buena voluntad, levantó la excomunión, buscando la restauración de la unidad, gesto que no tenido consecuencias prácticas.

Justo antes del cisma lefebriano, un grupo de sacerdotes tradicionalistas, no queriendo romper con la Iglesia Católica, se desligó de Lefebvre, formando la Fraternidad Sacerdotal San Pedro que es una sociedad de vida apostólica en la Iglesia católica. Su objetivo, según dicen sus constituciones, es la santificación de los sacerdotes mediante la observancia fiel de las tradiciones litúrgicas anteriores a la reforma llevada a cabo por el Concilio Vaticano II.

Y también hay en la Iglesia una condena de un error del S XIX llamado el tradicionalismo de Lamennais, que en contexto de la negación de la revelación sobrenatural que hizo el racionalismo y la Ilustración, sostuvo que la revelación divina era necesaria para conocer las verdades naturales y sobrenaturales, y que estas se transmitía de generación en generación por la tradición. En el fondo era una postura irracionalista.

Ahora bien, en el auge que estamos viendo del tradicionalismo, hay un poco de todo. En mi opinión es una postura defensiva ante la crisis que está viviendo la sociedad occidental y que está influyendo a la Iglesia. Parte de un diagnóstico de la causas de la crisis cultural atribuyéndoselas al Concilio Vaticano II y acusando a este de caer en la herejía modernista. Ojo, esto, no está solo en mons. Lefebvre, sino que es una constante en muchas webs que se dicen católicas y cuyos autores además de escribir en ellas, escriben en webs carlistas y similares. Infovaticana e Infocatólica son los dos sitios principales donde uno no sabe, cuando lee alguno de los artículos que publican, si está leyendo sitios tradicionalistas anticonciliares o sitios católicos. Por supuesto, que al referirme al Concilio no me refiero a las desviaciones posconciliares que tanto daño han hecho, sino a su auténtica interpretación hecha por Pablo VI, Juan Pablo II, Benedcito XVI y Franciso.

Esto lo digo, porque escritores famosos de blogs, hace años, escribían en la revista Fuerza Nueva, junto con personas como Monseñor Lefebvre y Plinio Correa, otro intelectual brasileño tradicionalista, fundador en España de la Sociead Cultural Covadonga, que quizá alguno recuerde por sus enormes estandartes.

En este contexto histórico es donde surge el Motu Proprio del Papa limitando la celebración de la Misa según la forma extraordinaria.

La reacción ha sido furibunda, lo cuan indica que hay un problema grave. Por poner un ejemplo, he respondido a un twit con un insulto gravísimo al Papa Francisco. La respuesta que me han dado ha sido retuiteada por un grupo que ensalza a un líder fascista antisemita rumano de la segunda guerra mundial y un círculo carlista que ensalza al Cura Merino, es decir un guerrillero, con trabuco de nuestra guerra de la independencia, ensalzado por los carlistas. Imagino que el que ensalza eso, nos considerará mediocres a los curas si no cogemos un kalashnikov. Que me perdonen, pero los considero talibanes.

Además estos grupos son fuertemente proselitistas por estar convencidos de que están en posesión de la verdad, y una de las formas que utilizan para su proselitismo es esta liturgia y la presentación del término tradicional, pero con ambigüedades. Por ello hay que tener cuidad con su proselitismo.

Creo que hay muchas cosas criticables en sus planteamientos, y destaco algunas:

  • Llamar a la celebración de la Misa siguiendo la forma anterior al Vaticano II, Misa tradicional. Es una falacia argumentativa, que lleva a pensar que la Misa de la reforma litúrgica no es la tradicional.
  • Pensar que esta Misa es intocable y perfecta. Esto me lo dijo un tradicionalista, citando a san Pío V que decretó que la Misa no se podía cambiar. Claro que la autoridad del Papa puede y de hecho lo ha hecho. Pío V tiene la misa autoridad que cualquier otro Papa, y el Papa no podría cambiarlo si hubiera una definición infalible. Decir que las rúbricas están sometidas a definiciones infalibles es un soberana estupidez.
  • Rechazo de la lengua vernácula; esto es lo que más me sorprende de todo. Debo suponer que los que participan en este rito saben latín, porque si no, ¿qué sentido tiene no enterarse de lo que un reza? Recuerdo haber escuchado la Creación de Hayden en el auditorio. Y agradecí que me hicieran accesible el texto, pues no entiendo el alemán. Ahora bien, Hayden la escribió para que se entendiera, y a mi me hubiera gustado seguirla. Cristo Jesús nuestro Señor celebró la primera Misa en lengua vernácula y los apóstoles la siguieron.

Termino. La liturgia tiene una larga historia; se han incorporado muchas cosas a la celebración de la Misa. Por poner varios ejemplos, a la eucaristía tal como Cristo la celebró se ha incorporado la liturgia de la palabra, cuyo origen es sinagogal, pues no debemos olvidar que descendemos de Israel; el ofertorio, que ciertamente no se dio en la última cena, el rito de la paz (no consta en los evangelios), etc. La Iglesia ha cuidado así el sacrificio de la Eucaristía y celebra así la Última Cena. Para mi, en lo que yo he recibido en los Ejercicios Espirituales que tantas veces he hecho, en la teología que he estudiado, y en mi modo de celebrar, la Eucaristía es la Última Cena, celebrada antes del viernes Santo, y en anticipación del mismo. Creo que es criticable que en la barroquización de la liturgia nos hemos alejado de la Última Cena y de todo que pasó en ella. Este es para mi el criterio de interpretación de la liturgia, y lo que quiero vivir cada vez que celebro la Eucaristía.