Ciencia y Opinión (Episteme y Doxa)
Hay que pararse un poquito a pensar. Sobre todo es bueno coger este hábito poniendo el cacumen a trabajar, especialmente en una sociedad que ha hecho del cambio uno de sus pilares vitales. Así conseguimos que no nos engañen. Si se une el marketing al relativismo, tenemos que cuánto más cambien las cosas, sin que haya nada estable o verdadero, más novedades vendemos, y mejor va la economía, pero a costa de la verdad que es la que pierde. Esta es nuestra realidad: es necesario saltar de novedad en novedad y cuántas más noticias tengamos mejor; si no las hay hay que inventarlas.Pero conviene pararse a pensar.
Éste es un caldo de cultivo que hace difícil la llamada ἐπιστήμη, y en él, la δόξα se da con una facilidad espantosa. Los que tengan reciente el Bachillerato o recuerden el COU sabrán el significado de estas palabras, que pongo en griego, dado que me ha dado últimamente por Platón y los clásicos. Son dos tipos de conocimiento. Uno es serio, el otro no; el primero es el de la ciencia, el segundo el de la “opinión”. El problema está en que quien está en la δόξα cree que está en la ἐπιστήμη y es muy difícil hablar con él. Sin ir más lejos, ayer me intentó convencer una persona de que la luna no rotaba y me fue imposible hacerle razonar para sacarle de su error. Había absolutizado su δόξα y pensaba que era ἐπιστήμη. Soberbia intelectual sin ir más lejos.
Cuando se hizo esta distinción tan importante entre estos dos tipos de conocimiento no había medios de comunicación y la enseñanza estaba en manos de maestros. Éste transmitía la ἐπιστήμη y enseñaba a discernir lo que era δόξα de lo que no lo era. Pero en nuestros días el conocimiento no nos llega por los maestros, sino por los medios que, para publicar, tienen que dejar de verificar las fuentes y obedecen a clichés ideológicos no necesariamente contrastados con la verdad. En el Gorgias de Platón, Sócrates, con su argumentación, rebate los argumentos de los sofistas para llegar a la verdad y este es el medio de adquirir ἐπιστήμη. En nuestros días el reinado de la δόξα es el de las verdades a medias, de lo se dice que piensa la mayoría cuando lo que piensa la mayoría es lo que se le dice que piense, es lo que se puede presentar en 140 caracteres, etc. Quizá deberíamos traducir δόξα por fake más que por opinión, pues hoy la opinión se basa en las fake news, más que en el conocimiento imperfecto adquirido por reflexión o por la escucha de algún experto.
Y la ἐπιστήμη tiene como fundamento la metafísica, que estudia el sustento de la realidad. Sin metafísica no hay verdad, y sin verdad, ni la Iglesia ni Occidente subsisten. Adquirir la ἐπιστήμη es ciertamente difícil, pues es necesario el rigor intelectual y el estudio, pero es altamente gratificante. Quizá lo más gratificante que el hombre puede experimentar, pues es la creatividad en la actividad humana más elevada que es la razón.
Concluyo: sin metafísica no hay ἐπιστήμη y caemos en que lo único que nos da certeza es la experiencia sensorial, como decía Berkeley, recientemente citado por Cuartango en sus interesantes columnas periodísticas. Yo, por razones intelectuales, me quedo con la ἐπιστήμη.